jueves, 5 de mayo de 2016

“Tras la frontera del Kuiper: 'Luna de Plutón' de Dross Rotzank”

Durante la década pasada, con la reiterada promesa de su ópera prima –y aun con la promoción de la misma durante el año pasado­–, el ahora vloguero venezolano Dross Rotzank siempre fue renuente en dar a conocer la más escueta pista sobre la novela que había escrito. Salvo revelar el título del libro, lo más que llegó a decir durante este periodo fue que abordaba una épica; de resto, nos vimos obligados a intuir que ésta contaba con elementos propios de la ciencia ficción.

¿De qué hablamos cuando hablamos de ciencia ficción?
En la contraportada, Luna de Plutón no solo se refiere a sí mismo como ‘épica’, sino que deja a juicio del lector la certeza al afirmar que se trata de “una novela clásica de la más pura ciencia ficción”.
El planteamiento hipotético de posibilidades tecnológicas para el humano es el elemento característico de la ciencia ficción. Con tal de considerar a la ópera espacial como uno de sus subgéneros –tomando a la vastedad infinita del cosmos como motor imaginativo–, la existencia de galaxias lejanas con extrañas culturas donde se libran batallas entre naves espaciales a punta de disparos de energía pura se presenta como una posibilidad tan válida como la de cualquier historia comúnmente inherente al sci-fi. Dado que en Luna de Plutón elementos fantásticos intiman con otros acordes a una temática de ciencia ficción, se asume que forma parte de dicho subgénero.
No importa cuánto traten de convencernos sobre el lugar de la ópera espacial como subgénero; aunque en ella esté el potencial hipotético propio de la ciencia ficción, éste pierde validez si no ayuda a comprender el universo al que nos hemos introducido. Lo importante en una ópera que ocurre en el espacio es contar una gran historia en la cual los actos y emociones de los personajes generan conflictos que alcanzan proporciones cósmicas.
Ogros de Iapetus, elfos de Titán, animales antropomórficos y vampiros en una época en que la Tierra ha dejado de existir son algunos elementos fantásticos que hacen de Luna de Plutón una ópera espacial, en vez de un exponente de la ciencia ficción.

Cómo leer Luna de Plutón a sus hijos
La relación entre Luna de Plutón y las obras de J. R. R. Tolkien inherentes a la Tierra Media no tiene que ver con lo épico, sino con dejar de lado lo intrincado de una novela para leerse como un cuento de hadas de la nueva era.
En dos ocasiones, personajes de la novela utilizan la palabra ‘mierda’. Según se aborde, este detalle puede ser irrelevante o trascendental. Mientras que el uso de lenguaje reprobable para algunos sectores de la sociedad puede considerarse dañino para el público infantil, también puede interpretarse como un paso por parte de este tipo de literatura para dar a conocer la realidad de nuestro tiempo a través de expresiones coloquiales, así como el lugar que éstas ocupan en el habla cotidiana. Menospreciar la capacidad receptiva de los lectores es el mayor riesgo que uno corre al escribir literatura infantil, y Luna de Plutón superó el obstáculo.

The outsider space
Aun cuando podríamos contar un sinnúmero de casos excepcionales (incluso en los últimos años), todavía se tiene una idea preconcebida sobre planetas sólidos como único destino para los viajes espaciales. Aunque simple en su esencia, que los rumbos durante el transcurso de la novela estén fijados hacia lunas de planetas gaseosos redefine lo que entendemos por “viajar a otro mundo”.
Concebida al tiempo que autoridades en el campo de la astronomía llevaron a cabo regulaciones en torno a la clasificación de Plutón, la novela hace hincapié en el cinturón de asteroides que separa a éste del resto del Sistema Solar como un elemento distintivo más para con el resto de planetas en una organización encabezada por elfos.
Aun cuando se podría reflexionar sobre en qué medida Luna de Plutón es una historia atípica comparada con otras con elementos semejantes, resulta igualmente interesante descubrir que los mismos protagonistas de una obra extraña son seres atípicos en el mundo que los rodea, volviéndolos únicos en más de un nivel. En medio de un desfile de personajes extraños a lo largo y ancho del Sistema Solar, niños de razas discordantes como ogros, elfos y leones parlantes protagonizan Luna de Plutón, aun siendo, en apariencia, los menos aptos para mantener el ritmo de la acción.

Como un meteorito
Luna de Plutón parte de una intriga cómica y conspirativa de espionaje que no es internacional sino interplanetaria, y aunque la publicidad en torno a la novela pretende que se reciba como parte del corpus temático del sci-fi, su declive se dio precisamente al abandonar deliberadamente los elementos presentes durante el inicio del relato y poner en su lugar los que debían corresponder con los de la ciencia ficción.
Tomando prestados elementos de cómics, videojuegos, dibujos animados, películas y demás exponentes de la cultura popular, la literatura suele producir obras de gran valor, sin embargo, en el caso de Luna de Plutón, el uso de dichos elementos no justifica la pérdida de lo que en un principio había hecho de ella algo valioso.
A medida que se dejan de lado los elementos correspondientes al cuento de hadas (y a la historia de intrigas), se abre paso cada vez más a algo que bien podría ser una película de ciencia ficción, aventura y acción, novelizada sin mucho éxito.
Las batallas entre naves espaciales constates, largas y descriptivas hasta el tedio no dotaron a la novela de sustancia, sino que dieron paso al ritmo fallido de la narración. Sin duda había elementos mucho más significativos sobre los cuales pudo haber recaído la atención del autor, primero, y del lector, después. Así, el momento cumbre fue más bien en picada, carente de algo destacable, y muchos argumentarían por su predictibilidad.

Espacio No Explorado

Las dudas sin resolver en Luna de Plutón poseen dos puntos de vista. En el primero están las expectativas insatisfechas para los lectores atentos, pero por otro lado está una esperanzada introducción a un universo literario por venir.

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