sábado, 20 de agosto de 2011

Los doce pasos hacia la superación #Twitter


Así es: hoy me desperté con la arrogancia necesaria para creerme digno de decirle a la gente cómo debe hacer las cosas.

1. Usa tu nombre real
Muéstrate tal cual eres. En esta era virtual lo mejor que podemos hacer es dar el primer paso siendo honestos con quienes nos siguen.

2. Una fotografía es lo mejor para tu perfil
La época que vivimos me aterra en muchos sentidos. Supongo que a todos.
En el mundo hay violencia, hambre y enfermedades que forman la parte (negativa) de nuestra humanidad que está reflejada de forma inevitable en todo y en todos, incluso en la red, donde están esos sitios a veces perversos para conseguir de forma gratuita libros, música, películas y pornografía de todo tipo.
Cada día que pasa queremos humanizar al internet y hacer de él un verdadero “mundo virtual” donde podamos pasear tal y como hacemos en el real. No obstante, pareciera que ese “nuevo mundo” se encamina a la misma perdición, ya que, en esencia, no es muy diferente del resto de las cosas con las que tenemos contacto: tendemos a deshumanizarlas.
En el mundo real queremos cambiar cómo somos, o más bien, cómo nos mostramos ante los demás. Hubo una época en la que nos bastaba cambiar nuestro peinado, nuestra ropa, nuestros modos, nuestros gustos musicales, nuestro entorno y quienes estaban en él, según se presentaban las circunstancias, pero justo cuando pensamos que estas metamorfosis “fashionísiticas” habían llegado al límite, se nos presentó el “nuevo mundo” que uno podía construir desde sus cimientos y desde la comodidad de su hogar.
Antes el mayor riesgo al momento de conocer a alguien era que no te dijera toda la verdad. Con las redes sociales, el problema es ver quién no miente. Un día alguien podría iniciar un chat con una jovencita local llamada Ibón sin saber que en realidad se trata de un hombre de cuarenta y tantos al otro lado del mundo con la fotografía de una modelo en su perfil. Y éste es un mero ejemplo de las muchas (y aún peores) cosas que ocurren a diario en el ciberespacio.
Finalmente queda claro que, tanto en el mundo virtual como en el real las reglas son las mismas: no podemos salvarlo. No si pretendemos lanzarnos solos a la aventura. Pero sí podemos mostrar la ayuda en las cosas pequeñas. Es verdad cuando digo que vale la pena que seamos honestos.       

3. Hacer de tu perfil algo interesante
En un principio, era tan escéptico ante la utilidad de Twitter como cualquiera que no forma parte de la comunidad. Peor aún, no sobresalía de los otros tuiteros y pensé que jamás lograría ser diferente a cualquiera de ellos, pero después comprendí que las redes sociales no son más que herramientas que actúan según lo que sus usuarios deseen hacer con ellas. Como una especie de simulador del mundo real.
La televisión, el internet y las obras impresas sirven tanto al arte como a las otras ciencias, y del mismo modo actúan las redes sociales, llámese Facebook, Twitter, Google+, y demás.
Un arquitecto, un médico, un publicista o un comunicólogo pueden hacer perfecto uso de de las redes sociales, tanto en el ámbito personal como en el profesional.
            Así pues, yo soy escritor, y si alguna vez tuve problemas con Twitter, es decir, que hubo un tiempo en el cual no se distinguían mis tuiteos de los de los demás, se debió a que, como todo aquel que es nuevo en alguna cosa, se apegó a los modelos establecidos. Con el tiempo, uno debe empezar a formar su propio estilo, destacar de los otros y aportar algo único.

4. Nunca abreviar
Desde el estricto punto de vista de un escritor digo que, además de que las personas pueden usar Twitter tanto para explotar al máximo sus gustos y su talento mientras se dan a conocer, es también una gran herramienta de escritura.
Del mismo modo que determinados factores sociales influyeron en la literatura de algún periodo histórico o de una región en específico, Twitter es (o al menos está cerca de serlo) el creador de un nuevo género literario que, por el momento, nada lo describe mejor que el término tuiteratura.
Siendo las letras el medio del escritor para llegar a un público dentro de una sociedad en constante cambio, es pertinente (e incluso inevitable) ir a la par de las nuevas tecnologías preservando la esencia que caracteriza a su arte.
Las palabras solían abreviarse (y hasta nuestros días) cuando los mensajes SMS eran una novedad por la forma rápida y eficaz que empleaban para comunicarse con una persona (comúnmente algún conocido) con ayuda de un teléfono celular. Dicho objetivo no es precisamente aquel que pretende alcanzar Twitter.
La necesidad de inmediatez y velocidad en los medios de comunicación es bastante obvia y llegaría a justificar el uso de las “contracciones ilícitas” (ke = que, x = por, lfant = elefante) entre los hablantes dentro de una comunidad lingüística, pero a pesar de que Twitter tiene que ver con velocidad y eficacia, siendo ambos elementos característicos de las redes sociales (y que en realidad no diferencian a Twitter de los demás sitios de internet y, peor aún, de los SMS), creo que más importante que estas dos características está su aspecto más icónico: el largo alcance.
Dependiendo la popularidad “pre-perfil”, o bien, del éxito que uno consiga por el contenido de sus tuiteos, un usuario alcanzará cierto número de seguidores. Más adelante hablaremos de cómo, además de los hashtags, Twitter posee muchos medios para unir a distintos tipos de usuarios.
A excepción de Facebook, la “promiscuidad de amistades” en Twitter es más grande que la que podamos ver en cualquier otro lugar. La facilidad para hacer contacto con los usuarios de una red social (en especial ahora, que es cada vez más fácil hallar a quienes utilizan smartphones) es directamente proporcional a la facilidad de uso de dicha red.
Entre más seguidores tengamos, más grande es nuestra responsabilidad, pues son más personas las que están pendientes de lo que escribimos, y habrá ocasiones en las que no podremos saber si esas personas son de nuestro país o si hablan nuestro idioma. Entonces lo mejor que podemos hacer es tener un repertorio léxico amplio. Mientras más amplio sea éste, nos harán falta menos caracteres para concretar una idea.
Twitter se convierte así, no solo en una red social y un medio de información masiva, sino también en un ejercicio creativo.  

5. Los hashtags son muy útiles
El símbolo del gato (#), conocido como hashtag dentro de la comunidad Twitter, se utiliza para “etiquetar” los tuiteos, convirtiendo una o más palabras en una frase que sirve como punto de referencia para que otros usuarios logren encontrarlos dentro de un grupo específico que, en ocasiones, alcanza gran popularidad y se muestran en la página principal. Así, la gente puede poner cosas como: #futbol, #NinelConde, #comodiceeldicho, y demás. Al momento de dar clic sobre el hashtag, se mostrarán en orden cronológico los tuiteos de los usuarios que hayan utilizado la misma etiqueta.
Un método similar al del hashtag se aplica al señalar en un tuit o en el buscador la cuenta de alguna persona u organización famosa y ver quiénes la han mencionado. 
De este modo, el hashtag se vuelve una herramienta para conocer a usuarios que comparten intereses, explorar sus perfiles, hacer contacto y volverse seguidores.

6. Elige con sabiduría a quién seguir
Sinceramente no entiendo cuál es el procedimiento que utilizan quienes siguen a un número elevado de personas en Twitter. Si miran mi perfil, se darán cuenta de que mi número de seguidores no dista mucho del número de personas que sigo, y aún así, hay días en los que siento que el sistema está por saturarse porque todos decidieron tuitear al mismo tiempo. Esto se debe a que (al menos en mi radio de acción) cada tuit debe ser un trozo de información importante. En el momento en que alguien dejó de brindarme la información que quería, dejó de ser el usuario con el que solía tuitear.
Si alguna de las personas que sigues, a la larga no te divierte, o deja de hacer aquello que antes despertaba tu curiosidad, lo mejor es dejar de seguirla. Y no te preocupes por lo que esa persona pueda pensar sobre ti, porque antes deberá entender que no es la clase de seguidor que quieres o, en definitiva, Twitter no es para él.

7. No ser un “limosnero de seguidores”
Más allá de la imposibilidad de que una persona famosa con una cuenta en Twitter siga a un simple mortal como tú y yo, destaca la falta de sentido de pedirle a una celebridad que se vuelva seguidor. Y aún así, son muchos quienes siguen pidiéndoles a las estrellas que los sigan (incluso más de una vez por minuto).
Imaginemos a una estudiante de secundaria o de bachillerato que mande constantemente (obsesivamente) tuiteos a Lady Gaga pidiéndole que “por favor la siga”. Existen dos posibilidades: puede pasar un año entero pidiendo constantemente sin conseguir que la sigan, o finalmente conseguir que Lady Gaga siga esa cuenta. ¿Y después qué? ¿Cómo afectaría eso en la vida de Gaga, y más importante aún, en la de la estudiante? Seguramente les dirá a sus amigos (de los cuales quizás la mitad detesten a la cantante) que consiguió que la siguiera y que puede enviarle mensajes a los que ella responde tal y como responde a los de otros dos millones de fanáticos alrededor del mundo. Sería una victoria completamente vacía. Lo mismo ocurre con la gente común y corriente a nuestro alrededor, principalmente a los amigos a quienes pedimos que nos sigan.
Twitter es un fiel reflejo del internet en una cosa: el descubrimiento. En una red social en la que está conectada un gran número de personas dedicadas a distintos tipos de cosas ¿por qué conformarnos con unos cuantos? Ya hablé de la utilidad de los hashtags, y como esos, existen otros muchos aditamentos que nos permiten conocer la opinión de distintos tipos de personas acerca de cualquier tema. Esos son el tipo de descubrimientos a los que vale la pena emplearles tiempo. Conociendo gente, hablas con la gente, luego sigues a la gente y, a la larga, la gente que vale la pena te seguirá por mucho tiempo.   

8. Un Smartphone es un buen aliado
Siempre que esté bien equipado. No se trata de una cuestión de estilo, capital o estatus social elevado y meramente materialista, sino de la raíz de Twitter: la inmediatez. Con la ayuda de un dispositivo que puedas llevar contigo de manera eficaz durante tu jornada es más sencillo y útil dar a conocer tus gustos, los lugares y las personas que frecuentas, y las actividades que realizas.  

9. Revisa tus mensajes directos
Hay que decir que, de alguna manera, con la facilidad de acceso a internet en nuestros días, no hay excusa para no estar comunicados. Basta con entrar a un lugar con conexión a internet gratuita y revisar las redes sociales. En este aspecto, los mensajes directos (MD o DM) entran al mismo nivel de eficacia que redes como Hotmail y Messenger. Un punto más a favor de los smartphones, cuya tecnología te permite ver el momento justo en que has recibido un MD, sin verte en la necesidad de estar pendiente de ello cada cinco minutos.

10. No escribir letras de canciones
Vale más un link de YouTube y hablar de lo mucho que te gusta la canción.
Personas del mundo: la tecnología es nuestra aliada, ¡Aprovechémosla!
¿Por qué negarle a los demás un medio para escuchar (y ver) nuestras canciones favoritas de manera casi inmediata escribiendo solo una parte de la letra? Puede que no sea la parte que los otros hubieran querido escuchar.

11. No poner frases incompletas
Hay días en los que tenemos necesidad de sacar del pecho esas palabras (sean buenas o malas) que no pudimos decirle a esa persona teniéndola frente a frente. Es entonces cuando el mágico anonimato que Twitter nos obsequia entra al rescate para que descarguemos injustificadamente nuestra ira verbal sobre él y nuestros seguidores.
No debes olvidar que no solo escribes para ti, sino para todas esas personas que te siguen.
Si escribes frases dirigidas a una sola persona sin mencionarla, o das una idea que no es muy clara más que para ti mismo, ten por seguro que, algún día, tus seguidores se cansarán de tratar de leerte el pensamiento y se irán.

12. Está al tanto de las actualizaciones y las nuevas aplicaciones
Valdrá la pena. Siempre. Dentro y fuera de Twitter. Ahora, e incluso cuando seamos viejos, amén.  

Aquí terminan mis doce pasos, no obstante, quisiera dar un último consejo que no solo engloba a Twitter y a las otras redes, sino a muchos otros aspectos de la vida:

No te vuelvas obsesivo

Me despido y les deseo suerte a todos.