Manifiesto
Quick Draw McGraw
¡Píntame
un cordero!
El
Principito
1. Esta
lectura abarca el tiempo que toma escuchar Wild
Horses, Horse Latitudes, Dig a Pony, A Horse with No Name y The
Four Horsemen.
2. El
juguete mecedor, la ilustración en un libro, el fragmento en una película, el
palo de escoba con cabeza de tela rellena de algodón, el carrusel, el
tragamonedas montable fuera del supermercado, el videojuego, y la pieza de
ajedrez. Todos hemos estado cerca de un caballo.
3. De
perfil en un encuadre, con los músculos bajo el pelo del costado, es imposible
que una escultura viva, hasta que relincha.
4. Nunca
he dibujado decentemente (eso incluye al caballo).
5. No
sé equitación.
6. Nunca
he tomado las riendas para trotar o galopar.
7. El
único caballo que monté recorrió una pequeña circunferencia en torno al
caballerizo mientras sostuvo la rienda.
8. Una
mujer ama los perros porque los ha criado, y ama los caballos porque los conoce
tan poco como yo. Creo cuando dice “el caballo no es más que un perro enorme”.
9. Una
chica ama los unicornios. Cualquier caballo es un ser mitológico que puede
hallarse al escribir sobre lo desconocido.
10. A
bordo de la literatura, la imaginación es ruta de escape a través de la
ignorancia.
11. ¿Dónde
se consigue una copia de El último
unicornio de Peter S. Beagle?
12. Atractiva,
evocadora, poderosa, galopando con la cabeza ladeada para mirar la cámara
durante el atardecer, o con la vista certera, inclinada hacia adelante mientras
salta el obstáculo. Ojalá esa señorita vuelva a jinetear.
13. La
runa raidō quedó en mi camino.
14. El
término inglés ride puede traducirse
al español como ‘cabalgar’, ‘travesía’, o ‘abordar un vehículo (preferiblemente
motorizado) hacia la carretera infinita, con la dulce ignorancia velando el
destino’.
15. Salvo
que formes parte de algún gremio ecuestre, raras veces hablas sobre caballos.
16. Es
fácil opinar sin ser experto.
17. Aunque
útil (a veces inevitable), saber conducir al caballo hacia lo literario suele
ser problemático.
18. Mi
caballo siempre será ficticio.
19. Durante
tres segundos de una puesta en escena bastante buena proyectaron pornografía
entre un caballo y una chica.
20. Chris
Pontius bebió semen de caballo.
21. El
alguacil no lleva más que botas y sombrero vaquero al declarar la justicia sexual:
“jinete y montura son papeles rotativos”.
22. Mago y cristal es
lo más parecido a una oda hacia los caballos por parte de Stephen King.
23. Los
caballos son emblemáticos para la fantasía épica.
24. Se
cabalga hacia la aventura a pelo de un purasangre castrado (de preferencia
blanco) aferrado a su crin trenzada.
25. Seguiré
acercándome al caballo con menos respeto y más temor a la patada
tradicionalmente atribuida a una mula.
Aquello que jamás conoceremos
What is it with chicks and horses, huh?
Spencer Garrett en George of the Jungle
Aun
sabiendo que Karina sería el primer (y hasta ahora único) miembro de mi
generación universitaria en publicar una novela, es poco probable que yo hubiera
hablado con ella nueve años atrás, antes que abandonara el grupo del cual formó
parte durante un periodo breve.
Apenas
el repartidor trajo Caballo fantasma,
pá lo leyó durante semanas, mientras yo terminaba la lectura de ese momento. Soy
lector lento. Terminé el libro en dos días, y mientras escribo esto, él aún no.
No es una novela corta, como él afirma; más bien, está consolidada en cuanto a
extensión y desarrollo.
Generar
una obra memorable dentro de cualquier disciplina es un triunfo. He escrito y
leído novelas cortas, y el término novella
es agradable, pero la extensión y número de capítulos que componen un libro es
irrelevante para determinar cuán evocadora es.
Informe Negro, la
gran micronovela de Francisco Hinojosa, brinda una perspectiva hacia el
auténtico microrrelato como una proeza que pocos economistas lingüísticos
dominan (y son aún menos quienes la aprecian). Ante la difícil y aterradora amenaza
de contar solo con las palabras exactas, la ruta de escape es explayar, sin
importar que los elementos proporcionados por el autor –y que sobran– sean evidentes
para el lector. La brevedad de Caballo
fantasma solo es aparente, pues consolida la historia sin encasillarla
genéricamente.
Caballo fantasma intima a través de un
código personal proporcionado por cada lector. Kevin, Ka, Leonora y Maturin son
nombres que conducen hasta recuerdos del provinciano en el cuartucho del Centro
Histórico de Sedemequis. ¿De quién es la cama que compartes la mañana después
de la noche bohemia del siglo XXI?
La
simple descripción de la tediosa rutina de la arquitecta nos recuerda que, sin
importar el dominio que se tenga sobre el resto de disciplinas, el escritor
sigue siendo responsable de la verosimilitud en el relato.
Según
la auténtica inmortalidad en torno a la cual escribió Milan Kundera, solo
podemos conocer a los muertos. La naturaleza humana determina que el cimiento
para su historia (incluyendo la literaria) sea un mausoleo. Asimismo, la muerte
es el punto de partida para Caballo
fantasma.
La
vida después de la madre apenas comienza a develar un atisbo engañoso de
realidad. No hace falta describir con fastidioso detalle la vida de Ka: las
palabras exactas de la autora bosquejan lo suficiente.
Con
el caballo como eje, el balance entre vivencias y citas literarias mantiene
fijo el rumbo de la trama e impide que la amenazante realidad absorba a la
ficción.
Caballo fantasma es
un relato sobre la ficción. Quien se pierde en lo real al momento de escribir pierde
también el sentido artístico. A base de experiencia, anhelo y miedo, lo
literario demuestra que la realidad no es subjetiva, sino personal.
Siempre
es mejor saber, pero a veces no queremos o no podemos. En su lugar vemos la
realidad que deseamos o necesitamos. Engañosamente asumimos que conocemos a los
otros. Sin importar cuánto nos esforcemos por mostrarnos tal cual somos, solo
proyectamos fantasías (fantasmas). Elegimos inventar los recuerdos que nos
construyen y vivimos con base en ellos. Nuestras ficciones deben llenar el vacío
formado por todo lo que jamás conoceremos, según las normas que establecimos
bajo nuestros propios términos. Llenar ese espacio vacío es lo mejor… lo único
que se tiene para no dejarse morir.