martes, 28 de julio de 2020

Dibujar un caballo decente. Sobre Caballo fantasma de Karina Sosa Castañeda


Manifiesto Quick Draw McGraw
¡Píntame un cordero!
El Principito

1.    Esta lectura abarca el tiempo que toma escuchar Wild Horses, Horse Latitudes, Dig a Pony, A Horse with No Name y The Four Horsemen.
2.    El juguete mecedor, la ilustración en un libro, el fragmento en una película, el palo de escoba con cabeza de tela rellena de algodón, el carrusel, el tragamonedas montable fuera del supermercado, el videojuego, y la pieza de ajedrez. Todos hemos estado cerca de un caballo.
3.    De perfil en un encuadre, con los músculos bajo el pelo del costado, es imposible que una escultura viva, hasta que relincha.
4.    Nunca he dibujado decentemente (eso incluye al caballo).
5.    No sé equitación.
6.    Nunca he tomado las riendas para trotar o galopar.
7.    El único caballo que monté recorrió una pequeña circunferencia en torno al caballerizo mientras sostuvo la rienda.
8.    Una mujer ama los perros porque los ha criado, y ama los caballos porque los conoce tan poco como yo. Creo cuando dice “el caballo no es más que un perro enorme”.
9.    Una chica ama los unicornios. Cualquier caballo es un ser mitológico que puede hallarse al escribir sobre lo desconocido.
10. A bordo de la literatura, la imaginación es ruta de escape a través de la ignorancia.
11. ¿Dónde se consigue una copia de El último unicornio de Peter S. Beagle?
12. Atractiva, evocadora, poderosa, galopando con la cabeza ladeada para mirar la cámara durante el atardecer, o con la vista certera, inclinada hacia adelante mientras salta el obstáculo. Ojalá esa señorita vuelva a jinetear.
13. La runa raidō quedó en mi camino.
14. El término inglés ride puede traducirse al español como ‘cabalgar’, ‘travesía’, o ‘abordar un vehículo (preferiblemente motorizado) hacia la carretera infinita, con la dulce ignorancia velando el destino’.
15. Salvo que formes parte de algún gremio ecuestre, raras veces hablas sobre caballos.
16. Es fácil opinar sin ser experto.
17. Aunque útil (a veces inevitable), saber conducir al caballo hacia lo literario suele ser problemático.
18. Mi caballo siempre será ficticio.
19. Durante tres segundos de una puesta en escena bastante buena proyectaron pornografía entre un caballo y una chica.
20. Chris Pontius bebió semen de caballo.
21. El alguacil no lleva más que botas y sombrero vaquero al declarar la justicia sexual: “jinete y montura son papeles rotativos”.
22. Mago y cristal es lo más parecido a una oda hacia los caballos por parte de Stephen King.
23. Los caballos son emblemáticos para la fantasía épica.
24. Se cabalga hacia la aventura a pelo de un purasangre castrado (de preferencia blanco) aferrado a su crin trenzada.
25. Seguiré acercándome al caballo con menos respeto y más temor a la patada tradicionalmente atribuida a una mula. 

Aquello que jamás conoceremos
What is it with chicks and horses, huh?
Spencer Garrett en George of the Jungle

 Aun sabiendo que Karina sería el primer (y hasta ahora único) miembro de mi generación universitaria en publicar una novela, es poco probable que yo hubiera hablado con ella nueve años atrás, antes que abandonara el grupo del cual formó parte durante un periodo breve.
Apenas el repartidor trajo Caballo fantasma, pá lo leyó durante semanas, mientras yo terminaba la lectura de ese momento. Soy lector lento. Terminé el libro en dos días, y mientras escribo esto, él aún no. No es una novela corta, como él afirma; más bien, está consolidada en cuanto a extensión y desarrollo.
Generar una obra memorable dentro de cualquier disciplina es un triunfo. He escrito y leído novelas cortas, y el término novella es agradable, pero la extensión y número de capítulos que componen un libro es irrelevante para determinar cuán evocadora es.
Informe Negro, la gran micronovela de Francisco Hinojosa, brinda una perspectiva hacia el auténtico microrrelato como una proeza que pocos economistas lingüísticos dominan (y son aún menos quienes la aprecian). Ante la difícil y aterradora amenaza de contar solo con las palabras exactas, la ruta de escape es explayar, sin importar que los elementos proporcionados por el autor –y que sobran– sean evidentes para el lector. La brevedad de Caballo fantasma solo es aparente, pues consolida la historia sin encasillarla genéricamente.
Caballo fantasma intima a través de un código personal proporcionado por cada lector. Kevin, Ka, Leonora y Maturin son nombres que conducen hasta recuerdos del provinciano en el cuartucho del Centro Histórico de Sedemequis. ¿De quién es la cama que compartes la mañana después de la noche bohemia del siglo XXI?
La simple descripción de la tediosa rutina de la arquitecta nos recuerda que, sin importar el dominio que se tenga sobre el resto de disciplinas, el escritor sigue siendo responsable de la verosimilitud en el relato.
Según la auténtica inmortalidad en torno a la cual escribió Milan Kundera, solo podemos conocer a los muertos. La naturaleza humana determina que el cimiento para su historia (incluyendo la literaria) sea un mausoleo. Asimismo, la muerte es el punto de partida para Caballo fantasma.
La vida después de la madre apenas comienza a develar un atisbo engañoso de realidad. No hace falta describir con fastidioso detalle la vida de Ka: las palabras exactas de la autora bosquejan lo suficiente.
Con el caballo como eje, el balance entre vivencias y citas literarias mantiene fijo el rumbo de la trama e impide que la amenazante realidad absorba a la ficción.
Caballo fantasma es un relato sobre la ficción. Quien se pierde en lo real al momento de escribir pierde también el sentido artístico. A base de experiencia, anhelo y miedo, lo literario demuestra que la realidad no es subjetiva, sino personal.
Siempre es mejor saber, pero a veces no queremos o no podemos. En su lugar vemos la realidad que deseamos o necesitamos. Engañosamente asumimos que conocemos a los otros. Sin importar cuánto nos esforcemos por mostrarnos tal cual somos, solo proyectamos fantasías (fantasmas). Elegimos inventar los recuerdos que nos construyen y vivimos con base en ellos. Nuestras ficciones deben llenar el vacío formado por todo lo que jamás conoceremos, según las normas que establecimos bajo nuestros propios términos. Llenar ese espacio vacío es lo mejor… lo único que se tiene para no dejarse morir.